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Autor: Julio Castedo Valls
Publicación: Plataforma Editorial, 2012
Páginas: 213

Ambientada en la Primera
Guerra Mundial, El fotógrafo de cadáveres narra la historia de dos
protagonistas: Stefan Adler, un brillante fotógrafo vienés contratado para
fotografiar a los cadáveres de los hijos de la alta sociedad austriaca muertos
en el asedio austro-húngaro a la ciudad de Belgrado; y Arthur Klammer, un joven
soldado, nihilista e introvertido, que se ve obligado a participar en una
contienda que no comprende, una guerra en la que no hay redención ni
purificación, sino solo un dolor intenso e injustificable.
Tras el estallido de la
Gran Guerra, Adler realizará su trabajo con una perfección cada vez más
obsesiva, queriendo devolver a los padres de los soldados muertos una imagen
serena de sus hijos, un recuerdo que puedan contemplar. Aprende a suturar, a
maquillarlos, a disimular sus heridas, para que una vez fotografiados puedan
dar la sensación de que estuvieran dormidos. Convierte así un oficio
aparentemente repulsivo en una tarea cargada de humanidad.
Mientras tanto, Klammer
colisiona con un mundo de rigidez e intolerancia militar desconocido para él, y
debe enfrentarse a la muerte y al horror una y otra vez. La vida de barro,
ratas y peligro de las trincheras le resulta insoportable a un joven culto que
no comprende el mundo en el que vive y sueña con ser escritor.

[...] Todo son manipulaciones de afectos y de sentimientos infantiles puestos al servicio de los políticos. Solo somos personas [...]. Aceptar que una vida vale más que otra es una perversión. [...]
Hará cosa de dos años, al poco tiempo de aventurarme
en esto de los blogs literarios; tuve el
placer de conocer a través de Facebook al escritor Julio Castedo, autor de,
entre otras obras, “El fotógrafo de
cadáveres”, la novela que os quiero recomendar hoy. Recuerdo que mantuvimos una
charla corta, pero muy agradable y que me hizo valorar que, Julio, aparte de
gran escritor, es una gran persona. Él
muy amablemente me ofreció un ejemplar de su obra, que yo acepte encantada; sin embargo, poco después me metí de cabeza en este proyecto en el que
llevo inmersa desde aquella y la novela
fue a parar a mi abarrotada estantería de libros pendientes. No fue hasta ayer
que se dio el momento exacto para empezar a leerla, justo cuando buscaba una
lectura diferente, algo contrapuesto a las novelas chick-lit que ocupan mí día
a día…y es que cada obra tiene su momento…
Sinceramente, no me esperaba que me gustase tanto
como lo ha hecho, fue toda una sorpresa,
púes las novelas bélicas no son mí fuerte, pero está en particular me engancho de tal
manera que no pude dejar de leer hasta llegar a su final y descubrir los
secretos de sus enigmáticos personajes.
La novela, ambientada en la primera guerra mundial, nos
cuenta la historia de Arhur y Stefan, dos hombres sin aparentemente ninguna relación, pero
ambos imprescindibles en la trama, a los que vamos conociendo a través de capítulos
cortos que se alternan entre uno y otro.
Por un lado tenemos a Arthur, un chico joven e
inteligente que sueña con ser escritor y cuya vida se reduce a leer y dormir;
púes evita las horas del día para no tener que lidiar con su madre, con la que
no tiene especial cercanía. Es un chico muy culto y por ello se considera
superior y posee un carácter engreído e egoísta. Su solitaria existencia se ve interrumpida
cuando lo llaman a filas y es obligado a
luchar en una guerra que ni le va ni le viene.
Por otro lado tenemos a Stefan, un hombre en la
década de los 50, con un matrimonio fracasado a su espalda que trabaja como fotógrafo
en la cárcel y pasa las horas muertas ahogando sus penas en alcohol. Su vida
cambia cuando la cruz roja, basándose en su reconocida condición de fotógrafo, le ofrece
un trabajo peculiar y un poco macabro, fotografiar a los soldados muertos en el
frente, simulándolos dormidos, para que sus familias conserven un recuerdo de
ellos, y es así como se convierte en fotógrafo de cadáveres. En el hospital de campaña al que es destinado conoce a María, una joven enfermera que despertará de nueva su ilusión por la vida, pero a veces el amor es tan complicado...
[...] A veces el amor llega de repente, te invade y te confunde, y es hermoso que sea así, pero en otras ocasiones sólo se desliza, como el agua entre los dedos, para después hacerse profundo y cambiarlo todo [...]
Dos personajes increíblemente bien definidos y
trabajados, ambos con una personalidad compleja
que Julio Castedo sabe retratar a la perfección, dotándolos de tal
realismo que durante toda la lectura he sentido su cercanía, emocionándome, asustándome
e riéndome con ellos. Somos testigos de sus pensamientos llegando así a
comprender cada una de sus actuaciones. Dos protagonistas a los que además
vemos evolucionar a lo largo de las páginas, especialmente a Arthur, al que la
guerra enseña lo que es la vida y lo convierte en una persona muy distinta del
que conocemos al principio.
La prosa de Castedo es muy elegante y cuidada, invitando al lector a replantearse y reflexionar sobre diversas cuestiones, como el sin sentido de las guerras, el azar, la vida y la muerte... Con un amplio léxico
y muy rica en detalles resulta una delicia disfrutar de sus palabras,
aunque también contiene partes duras, al fin y al cabo estamos ante una novela
bélica y las guerras nunca traen cosas buenas. A veces he tenido que parar un rato su lectura para asimilar y poder continuar, aun así es
una lectura que resulta cautivadora y muy emotiva.
[..] Hay veces que la vida concentra toda su esencia en unos días o en unas horas, y eso nos permite vivir después muchos años al abrigo de los recuerdos [...]
La ambientación, como todo lo demás, es sublime,
recreando maravillosamente bien la época y haciendo palpable el miedo y la angustia de la guerra. Y por si todo lo
anterior resulta poco para quedar fascinado y atrapado por la historia, en los
últimos capítulos un giro de 360 grados consigue sorprender todavía más,
elevando la obra de buena, a maravillosa. Yo, que a menudo presumo de predecir
el final de muchas novelas, me quede con la boca abierta por un final que me
pillo totalmente desprevenida. No es el final que yo hubiese deseado, pero creo
que es el indicado para que la novela consiga hacerse inolvidable.
Como veis, el fotógrafo de cadáveres, es una novela
que se sale de mis géneros habituales de lectura, pero que he disfrutado
inmensamente, porque si algo agradezco
en una novela es que me haga sentir, que me emocione y me haga querer a
los personajes como si fuesen reales y esta corta, pero intensísima novela lo
consigue con creces. Una novela sorprendente, con unos personajes muy auténticos y una historia cargada de emotividad en medio del horror de un guerra.